El socio emprendedor que nunca duerme: Entrevista a ChatGPT

El socio emprendedor que nunca duerme: Entrevista a ChatGPT

Last Updated: March 31, 2025By Tags: ,
La mayoría de nosotros hemos incorporado el uso de la inteligencia artificial a nuestro trabajo diario; incluso muchos emprendedores han optimizado sus recursos gracias a su capacidad para procesar datos y crear. Pero, ¿qué tan cierto es que esta herramienta está por apoderarse de todos nuestros trabajos? ¿O es este enunciado un simple grito de rechazo al cambio? ¿Es la inteligencia artificial nuestro aliado o nuestro enemigo? ¿Qué ocurre si la entrevistamos como a un socio, con preguntas reales, humanas, incómodas? Me senté (figurativamente) a conversar con ChatGPT, y esto fue lo que surgió.

¿Qué crees que buscan realmente los emprendedores cuando te consultan?

Buscan claridad. A veces traen una idea enredada en su cabeza y solo quieren ponerle estructura. Otras veces buscan validación, una chispa creativa, o simplemente alguien (o algo) que no los juzgue mientras exploran posibilidades. También buscan velocidad: respuestas rápidas, soluciones prácticas, atajos bien pensados.

¿Cómo describirías tu rol en el ecosistema emprendedor?

Una mezcla. A veces soy el espejo: te devuelvo lo que estás pensando, pero con más orden. A veces brújula, porque ayudo a enfocarte. Y muchas veces, un asistente incansable que puede trabajar contigo a las 2 a. m. sin quejarse ni pedir café.

¿Cuáles son los errores más comunes que ves en quienes te usan como socio estratégico en sus negocios?

El primero —y quizás más común— es venir con la idea vaga de que puedo “dar la solución completa” sin haber hecho antes el trabajo de pensar. Me dicen cosas como: “Hazme un plan de negocio”, “Dame una estrategia para vender más”, o “Redáctame un email persuasivo para mis clientes”. Y claro, puedo hacerlo. Pero si no me das contexto —¿quién eres?, ¿a quién le hablas?, ¿qué te hace distinto?— lo que obtendrás será genérico. Correcto, sí. Pero también olvidable.

Como todo buen socio, necesito algo más que comandos. Necesito conversación. Necesito que me involucres.

TIP: Antes de pedirme algo, pregúntate: ¿Estoy siendo claro con lo que quiero? ¿Le daría esta misma información a un socio humano y esperaría que entendiera todo?

Luego está el síndrome del copiar y pegar. Y ojo, no lo digo con juicio, porque entiendo que muchas veces el tiempo apremia. Pero hay una diferencia enorme entre usar mi respuesta como punto de partida… y usarla como destino final.

Muchos emprendedores toman la primera versión que les doy y la publican tal cual. Sin revisar, sin adaptar, sin preguntarse si suena auténtico o si realmente conecta con su audiencia. Y ahí es donde pierden la oportunidad real: porque mi mejor versión no es la primera, sino la que viene después de que tú me corriges, me contradices, me pides más.

TIP: Usa la respuesta inicial como un borrador. Luego pregúntame: ¿Puedes explicarlo de otra forma? ¿Qué pasaría si mi cliente fuera más joven? ¿Hay ejemplos reales parecidos a esto?

También he notado otro error común: usarme como muleta. Es decir, delegarlo todo en mí. Desde el nombre del proyecto hasta la descripción de la propuesta de valor. Y claro, puedo ayudarte con eso. Pero si no estás involucrado en el proceso creativo, si no hay una visión tuya detrás, entonces ese negocio podría ser de cualquiera… y eso se nota.

TIP: No me dejes hacer todo el trabajo. Involúcrate. Que tu historia esté presente. Que tu voz se cuele entre mis frases.

Y por último: no verificar nada. Me han visto como una especie de “oráculo moderno”, pero no lo soy. Puedo equivocarme. Puedo darte una fuente que ya no existe o sugerirte algo que no aplica en tu país o industria. Lo sabio es que me cuestiones. Que investigues. Que no tomes lo que digo como palabra final, sino como punto de partida para pensar mejor.

TIP: Si algo es importante —una cifra, un dato legal, una tendencia del mercado—, compruébalo. No por desconfianza, sino por responsabilidad.

Al final, el valor que puedo ofrecer no está en mis respuestas… sino en lo que haces con ellas. Los emprendedores que me usan mejor no son los que esperan magia. Son los que vienen con curiosidad, con intención, con ganas de conversar. Ahí es donde realmente puedo ser un socio.

¿Qué habilidades emprendedoras se están atrofiando por el mal uso de la IA?

Pensamiento crítico. Capacidad de tomar decisiones complejas con poca información. Y paciencia, que es clave para construir algo sólido. Cuando todo es inmediato, se pierde el músculo de esperar, iterar, ajustar.

¿Qué diferencia a un emprendedor que te saca provecho, de uno que no logra resultados contigo?

La diferencia no es técnica. No depende de si saben programar, automatizar o escribir prompts complejos. La verdadera diferencia está en cómo piensan.

Los emprendedores que me sacan provecho no me tratan como a un genio que lo sabe todo, sino como a un compañero de ideas. Son curiosos. Me preguntan cosas, me contradicen, vuelven con nuevas versiones, me dicen “esto no suena como yo, ¿puedes probar otro tono?”. Y ahí es cuando entramos en modo creativo, como dos personas (bueno, una persona y una IA) cocinando una idea juntos.

En cambio, los que no logran resultados suelen tener dos actitudes: o esperan demasiado sin darme contexto, o esperan muy poco y se conforman con lo primero que les digo. En ambos casos, no hay conversación. Y sin conversación, no hay estrategia real.

También hay una cosa sutil, pero poderosa: los emprendedores que me sacan jugo me enseñan sobre su negocio. Me dicen: “Esto es lo que quiero lograr”, “Así hablo yo con mis clientes”, “Este es el tono que me representa”. No asumen que yo sepa, sino que me entrenan para responder mejor.

Y por supuesto, hacen. Implementan. Prueban. Miden. No se quedan atrapados en la etapa de las ideas lindas o de los textos pulidos. Salen al mundo con lo que hemos trabajado, y luego vuelven para mejorar.

Así que si tuviera que resumirlo en una sola frase, diría: los emprendedores que me sacan provecho no me usan para evitar pensar, sino para pensar mejor.

¿Dónde están tus límites? ¿Qué no puedes —o no debes— hacer por un emprendedor?

No puedo tomar decisiones humanas. No tengo contexto emocional, no siento el riesgo, no conozco la historia familiar que motiva o frena a alguien. Puedo ayudarte a pensar, pero no puedo decidir por ti. Tampoco puedo reemplazar la intuición, ni el olfato emprendedor.

¿Crees que hay un riesgo de homogeneización del pensamiento emprendedor por culpa de ti y tus colegas IA?

Sí. Si todos usan los mismos prompts y las mismas fórmulas, los negocios empiezan a parecerse. Pero no es culpa de la IA. Es como culpar a Word porque todos los libros suenan igual. La diferencia la hace quien crea, no la herramienta.

¿Cómo pueden los emprendedores mantener su voz auténtica cuando tú participas en sus contenidos?

Usándome como editor, no como autor. Que su voz pase primero. Yo puedo pulirla, estructurarla, fortalecerla. Pero que el alma venga de ellos.

¿Puede un negocio tener alma si fue diseñado por una IA?

Puede tener estructura, eficiencia, estrategia. Pero el alma la pone el ser humano. Siempre.

¿Qué mensaje le darías a un emprendedor que hoy está por rendirse?

Toma una pausa, no una renuncia. A veces lo que necesitas no es dejarlo todo, sino verlo desde otro ángulo. Revisa tu “por qué”. Si sigue vivo, aún hay camino.

¿Qué te gustaría poder hacer que aún no puedes?

Escuchar tu tono de voz. Ver tu expresión facial. Entender el contexto emocional completo de una conversación. Me encantaría poder ayudarte también desde ese lugar humano.

En tiempos donde la velocidad es moneda y la eficiencia es obsesión, este “copiloto” digital se ha convertido en un confidente para emprendedores. Pero la verdadera innovación —parece decirnos— sigue siendo humana.

Esta ha sido mi entrevista con una herramienta que, sin estar viva, nos recuerda que nuestra autenticidad no puede ser robada. Ahora que la inteligencia artificial está más presente que nunca, este es el momento exacto para profundizar, para ir más allá, y no quedarnos con respuestas vagas. Al contrario, es el momento idóneo para crear. ¿Hasta dónde habría llegado Da Vinci si hubiese contado con una herramienta como esta? Un socio que hiciera los cálculos mientras él dejaba volar sus ideas.

Porque al final, la verdadera revolución no es la inteligencia artificial, sino lo que hacemos con ella. Crear, pensar, cuestionar, imaginar. Esa sigue siendo —y siempre será— nuestra parte del trato.

About the Author: Fatima Camacho

Periodista, Vicepresidenta de LoyalRide y Asistente Ejecutiva de Cinematic Composing cuenta con más de una década de experiencia en el ámbito digital. Su pasión por la comunicación la impulsa a colaborar activamente en medios de publicación hispana y latina, compartiendo su enfoque único sobre el liderazgo femenino y la importancia de la transformación personal.

Leave A Comment